Las ostras se alimentan de forma natural del fitoplancton de la ría del Eo.
No se les suministra ningún tipo de nutriente de forma artificial.
Para que su consumo sea seguro, una vez sacadas de la ría, permanecen de 48 a 72 horas en la depuradora de moluscos de Castropol, reposando en piscinas con agua tratada mediante luz ultravioleta, filtrada e inerte, y sometidas a un estricto control sanitario.
Su envasado se realiza en cajas isotérmicas de poliestireno expandido que ofrecen un aislamiento adecuado y facilitan el transporte en condiciones óptimas. En cada caja se incluye una etiqueta que certifica la depuración e indica la procedencia del producto y la fecha de envasado.
Para que las ostras lleguen a la mesa con las máximas garantías de calidad, seguridad y frescura sigue estas sencillas recomendaciones:
Respetando estas sencillas normas, las ostras pueden mantenerse en las condiciones adecuadas hasta ocho o diez días.
Las ostras que compras están vivas y, por lo tanto, deben estar cerradas.
Si una ostra estuviera abierta, debería cerrarse inmediatamente cuando se le da un ligero golpe sobre la valva superior. Estos moluscos poseen un sistema de defensa muy eficaz: un potente músculo que las mantiene cerradas y que es el principal criterio para reconocer su frescura. Si el músculo abductor se resiste al intentar abrirla, es que la ostra está bien viva.